Ciclo de Uso de Datos: Lecciones desde la Práctica

¿Qué aprendí acompañando a directores en el uso de datos?

Hola,

Lucas Silva por acá.

Durante los últimos meses he trabajado con equipos directivos de dos SLEP en Chile, acompañándolos en el diseño e implementación de ciclos de uso de datos para la mejora escolar.

Después de revisar sus planes y entregarles retroalimentación, identifiqué aprendizajes clave que pueden ser útiles para otros contextos educativos.

🔍 Lo que observé con más frecuencia

1. Atribuciones externas, acciones internas:
Muchos planes partían diagnosticando causas externas (como el entorno familiar o comunitario), pero proponían acciones internas (como ajustes pedagógicos). Esto genera una inconsistencia: si se piensa que la causa está fuera, entonces debiéramos cambiar aquello que está afuera. Ahora, como eso no es posible (cambiar el nivel socioeconómico de la familia), entonces vale más la pena focalizarse en encontrar causas internas que pueden explicar los resultados. Luego, entonces diseñar acciones para abordar esas causas.

2. Falta de monitoreo de prácticas en el aula:
En varios planes no se documentaban las actividades que los docentes implementaban. Muchas escuelas desconocen la calidad de las prácticas de aula. Registrar estas acciones es esencial para saber qué se hizo, si funcionó y, a partir de eso, decidir qué mantener, qué ajustar y qué institucionalizar. Eso es aprendizaje organizacional basado en evidencia.

3. Datos que no se transforman en decisiones:
Aunque los resultados se recopilan, su análisis muchas veces no deriva en ajustes pedagógicos específicos. Sin conexión con la práctica, los datos pierden su poder transformador.

4. Enfoque en implementar, poco en desimplementar:
Se observa mucho entusiasmo por sumar estrategias, talleres o protocolos, pero muy poco monitoreo para saber si se están aplicando efectivamente o si es necesario desimplementar o eliminar aquellas menos útiles.

5. Desconexión entre lo académico y la convivencia escolar:
En algunos casos, los esfuerzos se enfocan en construir un buen clima de aula, pero sin acompañarlo de estrategias didácticas que realmente promuevan aprendizajes. Ambas dimensiones conviven, querámoslo o no. Es mejor diseñar la enseñanza acorde a eso.

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💡 Señales positivas

Me pareció muy valioso ver que algunos equipos están empezando a identificar causas internas con buen criterio. Por ejemplo:

• Baja implementación de metodologías activas como posible explicación de bajos resultados en Lenguaje (4° y 6° básico).

• Acompañamientos al aula sin foco definido, lo que dificulta el seguimiento pedagógico.

• Alta rotación docente que impide consolidar prácticas efectivas, especialmente en primer ciclo.

• Reconocimiento de que, aunque se recolectan datos, no siempre se usan para tomar decisiones pedagógicas claras.

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🧪 Cuidado al replicar “buenas prácticas”

Antes de implementar una práctica que funcionó en otra escuela, conviene hacerse preguntas clave: ¿cómo saben que funcionó? ¿A quiénes benefició? ¿Qué se hizo exactamente? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Qué nivel de experiencia tenían quienes la aplicaron? Sin esa información, es difícil saber si esa práctica es realmente transferible a tu contexto escolar.

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✨ Uso de datos como camino a la mejora continua

Utilizar datos no es solo cuestión de control o cumplimiento, sino una herramienta poderosa para aprender como organización. Permite identificar lo que funciona, abandonar lo que no, y construir trayectorias de mejora sostenida.

Agradezco a quienes compartieron sus diagnósticos y planes. Su trabajo permite avanzar en una cultura escolar más reflexiva, estratégica y con más probabilidades de éxito.

Un abrazo,

Lucas Silva Didier - Laboratorio Docente